El pasado jueves en San Sebastián de los Reyes, tuve el honor de poder presentar el nuevo libro de Marisa Peña, "Mapa de interiores".
Os dejo la reseña que he preparado de dicho libro.
Mapa
de interiores
de Marisa Peña
Ofrecimiento
de una geografía humana y social
Muy
buenas tardes a todas y todos.
Es
para mí un honor presentar esta tarde aquí a la poeta y profesora
Marisa Peña.
Para
quienes no la conozcan será útil explicar que Marisa Peña llenaba
hojas de papel desde niña, o que era la clásica alumna que ganaba
los concursos literarios del colegio y del instituto. Que, debido a
su pasión por la literatura, decidió estudiar Filología Hispánica.
Que ha tenido una fortísima influencia familiar, y más que
familiar, de los avatares que la, demasiadas veces, triste historia
de este país ha dejado sobre ellos. Que uno de los principales
escritores que ha influido en Marisa se apellida como ella, De la
Peña, Manuel de la Peña, y fue su abuelo, poeta y agitador cultural
condenado por el Franquismo y a quien ella no llegó a conocer en
vida. Que su abuela ha sido una de las más decisivas influencias
también en su vida y en su literatura, por su espíritu fuerte,
luchador y libertario.
Para
los que la conocemos es importante saber su voz, su mirada, y su
pasión.
Su
profundo conocimiento de la literatura y especialmente de la poesía
española de siglo XX es algo que debemos poner en valor en tiempos
de poesía gritona de youtubers e influencers. Marisa viene en este
libro muy bien acompañada, por ecos machadianos, de Dámaso Alonso,
Quevedo, el Romancero, Gil de Biedma, Benedetti, entre otros.
Pero
vayamos a lo importante. Tras publicar diversos libros, entre los que
destacan
Esa helada verdad de la belleza,
y El
hilo de la memoria,
Marisa Peña nos trae ahora Mapa
de interiores,
posiblemente su poemario más completo y más personal. La poeta no
abandona una de sus obsesiones de siempre, el tema de la memoria de
una parte de los españoles, ninguneada, cuando no arrasada, por la
otra mitad, pero amplía temáticamente su perspectiva, dándonos a
conocer su visión de ella misma en primer lugar, su percepción de
los afectos, su conciencia del lugar que ocupa en el mundo y qué
lugar ocupa el mundo en ella.
Mapa
de interiores,
el libro que venimos a presentar hoy aquí, es una oferta de
entrega, un ofrecimiento abierto y generoso. En primer lugar, Marisa
Peña nos ofrece su interior. La primera parte del libro, titulada
también Mapa
de interiores,
es la confesión de una mujer poeta que se sabe pequeña y rota,
sola, y que, de un modo honesto y arrojado, se presenta ante el
espejo para reconocerse en él. Y Marisa se siente rota por las
vilezas humanas que va encontrando a su paso, sí, pero lo que más
duele siempre es la indiferencia, asunto que trata en diversos
momentos del libro. Como dijo cierto escritor (Elie Wiesel),
superviviente de los campos de concentración nazis:
“Lo
contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia. Lo contrario
de la belleza no es la fealdad, sino la indiferencia. Lo contrario de
la fe no es herejía, sino la indiferencia. Y lo contrario de la vida
no es la muerte, sino la indiferencia entre la vida y la muerte.”
Y
este es precisamente y a pesar de los pesares, un libro de amor en el
más amplio sentido de la palabra, y es un libro contra la
indiferencia desoladora. Las primeras palabras del poemario son
precisamente “Dar amor, recibirlo”
Permítanme
que lea un poema de esta parte del libro:
(Lectura:
página 28, II.)
Sin
amor
nada
somos.
Apenas
una sombra,
apenas
un silencio.
Si
nos aman nos nombran,
y
si nos nombran,
somos.
En
segundo término, Marisa Peña nos ofrece su perspectiva muy crítica
con la sociedad actual, o por mejor decir, con la conciencia
colectiva dominante en nuestras sociedades occidentales. La segunda
parte del libro, Tiempo
de ceguera,
se llama, es un durísimo alegato contra las injusticias y vilezas
tan brutales como la que sufren los niños sirios, los ciudadanos
griegos, las mujeres españolas y todos los que malviven con
contratos basura, los mendigos que pueblan nuestras calles, el olvido
de los derrotados, de la famélica legión. Un alegato contra el
silencio de la gente, de los medios de comunicación. Lo decíamos
antes: un alegato contra la indiferencia. El artista debe inquietar,
y este es un libro que inquieta y casi incomoda nuestras conciencias.
No es un libro difícil de leer en lo estilístico (Marisa Peña sabe
muy bien que la sencillez expresiva, que no la simpleza, es un valor
en literatura), pero sí es un libro difícil de asumir y de aceptar
en sus mensajes, en esta segunda parte más que en la primera. El
artista debe inquietar y Marisa Peña es una artista de talla.
(Lectura:
página 50, Apocalipsis.)
Dice
Marisa Peña en su poema Apocalipsis (leo solo un fragmento):
Y el mundo girando,
Y el mundo girando,
girando,
girando...
girando
en su crueldad,
girando
en su desinterés,
girando
en su calculada indiferencia.
Pero
este libro que parece tener dos partes, a mi juicio tiene un tercer
sector de poemas llamado Mapa
de certezas que
sin ser un giro radical en el poemario, sí que contiene un puñado
de poemas que nos salvan de la desolación, y es significativo que
Marisa los haya situado al final del libro. Nos quedamos con el
consuelo de saber que hay alguna esperanza o que al menos hay algo
que nos podrá confortar entre los restos del naufragio: buscar
viejas palabras; recordar, o pensar en una revolución; sentirse
capaces de echar a caminar de nuevo; tener, saborear un buen poema
entre las manos; las palabras que hablan de amor; los vínculos con
los que nos acompañan en nuestro periplo vital; la mirada del
otro...
(Lectura:
página 75, IV)
Permitidme
que os lo muestre con un excelente poema de esta sección, con el que
termino:
Afuera
queda el ruido,
las
voces que no entiendo,
la
intrascendente cháchara.
Adentro,
la palabra, el amor que me dieron,
el
que me empeño en dar,
el
suave viento meciendo los sauces,
los
recuerdos tejidos,
el
hilo inquebrantable que me une a los míos.
Afuera
queda el ruido,
la
tempestad,
la
furia,
la
fría indiferencia.
Adentro
lo que importa,
las
firmes convicciones,
la
difícil lealtad,
la
honestidad herida,
la
frágil resistencia que aún resiste.
Afuera
la fugaz algarabía,
los
falsos fastos y los intereses creados.
Adentro
la entereza, los recuerdos,
las
huellas en la piel que nos cobija.
Afuera
la gloria y los reconocimientos,
los
pequeños laureles pasajeros.
Adentro
un corazón desordenado
insistiendo
en latir.
Muchas
gracias, Marisa Peña.
Armando
Silles McLaney.
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