México: excelente reseña de “Palabra. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas” en Archipiélago
La excelente revista cultural, nacida en México en 1992, editada por la UNAM, y que cuenta con el reconocimiento de la representación de la UNESCO en el país, y que se distribuye internacionalmente, ha publicado una reseña de la escritora Enriqueta de la Cruz, en colaboración con Juan Lánez sobre el libro “Palabra. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas” (2023), de Armando Silles. Un placer y un honor poder estar entre el público mexicano e internacional de tan prestigiosa revista.
Se puede ver el número de noviembre de 2024 en el siguiente enlace,
https://www.revistas.unam.mx/index.php/archipielago/issue/view/6396
y se puede leer la reseña en PDF:
https://www.revistas.unam.mx/index.php/archipielago/article/view/90291
No obstante, publico aquí el texto de la reseña, por si es de interés:
LAS PALABRAS ALEGRES DE ARMANDO SILLES MCLANEY
Reseña de “Palabra. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas”, de Armando Silles McLaney
Enriqueta de la Cruz/Juan Lánez
Armando Silles McLaney, madrileño de 1968, ha publicado recientemente “Palabra. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas”. Seguramente el título merecerá una explicación, que dejamos para después. Porque lo primero que llama la atención al acercarse a la obra de Silles es su poesía clara y comprensible, pero enormemente lírica y emotiva, como iremos viendo a lo largo de de esta reseña. Lo habitual es encontrar en muchos poemarios el artificio y la retórica vacía, el exceso de adjetivación y el ser poeta como alarde de serlo y de escribir como tal. No es el caso que nos ocupa, sino que estamos ante un poeta verdadero y estamos ante un poeta que se nos muestra humano en todas las facetas de la vida de un hombre o una mujer. Un poco más abajo desgranamos las temáticas en que eso se traduce.
Precisamente, dicen los que saben de esto, la gran dificultad de la expresión literaria y poética pueda ser convertir la complejidad de ideas en sencillez formal. El propio poeta, en el poema “Nota” nos trae la idea, como no podía ser de otra manera, de forma clara: “lo difícil es lo sencillo”. Así era también “Aire verdadero” (2018), su anterior producción, cuyo título incluye la otra cuestión importante en la poesía de Silles McLaney: que haya verdad en la poesía. Como dijo la poeta Ana Pérez Cañamares, la poesía es verdad, aunque no entraremos en profundidad ahora a entender esa idea, sino que nos conformaremos, por hoy al menos, con la idea intuitiva que todos y todas tenemos de ello. Así pues, sencillez, apariencia (como mínimo) de verdad y emotividad son tres rasgos esenciales de la poesía de Armando Silles. Añadamos entre paréntesis que Armando Silles McLaney escribe mucho y publica poco. Lleva 25 años en el mundo de la poesía y publicó en 2018 publicó el poemario "Aire verdadero" (prologado por Enrique Gracia Trinidad). En 2024 publica —debe de estar en la imprenta cuando escribo estas líneas— “Libro de la impaciencia y la pesquisa” (prologado por Miguel Fernández). Además, ha participado en una veintena de antologías y libros colectivos de poesía desde 2009. Como él mismo dice en su página: «Armando Silles McLaney viene participando en innumerables recitales, ciclos, o festivales de poesía, como “Cortejando fuego”, “La voz”, “Saelices versum”, “Poetas por...”, etc. Ha presentado su obra en lugares tan emblemáticos como Libertad 8, Café Comercial, las prisiones de mujeres y hombres de Alcalá-Meco, el Ateneo de Madrid, o la puñetera calle, entre otros.» El libro que reseñamos hoy aquí, “Palabra. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas” se publicó en 2023, y ha rebicido una segunda edición en este 2024.
Dicho esto, retomando la cuestión de la sencillez expresiva, vale la pena señalar que Armando Silles McLaney no carece de la capacidad artificiosa de la poesía (no en vano es un filólogo y profesor de literatura). Al contrario, es consciente de que el texto poético no es cualquier otro texto, e incluso juega con la idea con acierto notable, en diferentes momentos del libro, de los que entresaco uno, el poema “Recoger mi cuerpo”, que es poema y no es poema, siendo por fin poema, puesto que en un poemario se halla. Como dijo alguien, el más alto grado de elaboración literaria es el que apenas se nota. El nivel de conciencia y reflexión sobre la actividad poética de nuestro poeta alcanza su cima en un apartado dedicado precisamente a la poesía, como veremos.
Un segundo para hablar del prólogo, o de la prologuista más bien: Carme Riera, de la Real Academia Española. Escritora, novelista y estudiosa de la poesía española de la segunda mitad del XX, especialmente de la llamada Escuela de Barcelona. Digamos que Riera no escribe prólogos para nadie, así que nos remitimos a lo que ella misma dice en sus palabras introductorias, para explicar por qué en esta ocasión sí lo ha hecho: “porque entre Armando y yo alguien ha establecido un poderoso vínculo. Ese vínculo se llama José Agustín Goytisolo, al que ambos tanto quisimos y admiramos.” Está claro, la admiración y el amor por un poeta y por la poesía y la palabra son motor para Riera y para Silles.
Decíamos que hablaríamos del título, “Palabra. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas”. Aparentemente nos encontraríamos ante un libro serio, elegíaco, sobre la muerte del padre. Pero no. No es eso. Atención al título completo: “y otros alegres poemas”. Por tanto, entroncamos con el optimismo, la mirada abierta e incluso ilusa que a veces hallábamos en “Aire verdadero”, si bien en este “Palabra. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas” la vida y sus zozobras caen a plomo sobre algunos de los textos, que, sin embargo, son alegres también. Es decir, ni comedia, ni tragedia, sino medida humana para relativizar lo serio de la vida y relativizar el jolgorio de la vida. Y “Palabra”, vocablo que encabeza el título, pues el poemario pretende ser también un homenaje a la palabra y a aquellos que la emplean para el bien. Añadamos que 'palabra' es también una forma de jurar, sabiendo que uno va a decir verdad. Y ya tendríamos el puzzle completo.
El poemario se articula en siete apartados, que pasamos a desgranar:
Cartas a mi padre muerto es la sección que da título y unidad al volumen; no para hablar de la muerte, ni siquiera del padre, sino que se trata de una glosa de la idea de la herencia que nos dejan quienes nos preceden en el mundo, y la que dejamos a los que nos suceden. Entre poemas que describen el sinsentido de la muerte y de la vida, o los momentos finales de la vida de un hombre, querríamos destacar el acierto poético de “Padre nuestro”, paráfrasis laica de la oración católica, desde la mirada de nosotros, hermanos e hijos; y la aparición de la figura de la hija (o el hijo, o el sobrino, o cualquier niño del mundo). No nos resistimos a transcribir aquí un poema que me parece muy representativo del poemario:
PREGUNTITAS
Esta noche vimos juntos el telediario,
cenábamos después de una tarde juntos,
después del cole, del parque, de las tareas
y hablaban del auge de la extrema derecha,
de migrantes rescatados del mar,
hablaban de incendios provocados,
de politicastros imputados.
De que en Francia han aumentado
los casos de ablación del clítoris.
Y yo no he podido contestarte,
y yo no he sabido explicarte nada,
repito, nada de nada,
y he sentido vergüenza,
vergüenza intensa de ser humano.
La segunda parte del libro, Poemas del encuentro, responde a la exaltación y narración del amor, en su sentido más amplio. Poeta de amor, no solo el amor romántico o de pareja, sino amor a la madre, a la hija, a los amigos, a vida. Amor, desamor, erotismo, nada queda fuera de la mirada de Silles en este apartado. Hay en él poemas muy notables, como “Una pareja maravillosa” dedicado a la relación entre abuela y nieta (sin olvidar que a ellas, madre e hija del poeta, está dedicado el poemario), “Palabras precisas”, “El amor”, “Estudio de la luz”, “Amor a distancia”, “La llavecita” (que incorpora una mirada humorística, de la que hablaremos más adelante), o “Nada”, entre otros.
En tercer lugar está Los días, un auténtico tratado sobre la rutina y el día a día. A veces, con tintes existenciales, como en el conmovedor “Ruidos que nunca oigo”, y otros poemas que tratan el asunto de la soledad; en otras ocasiones como una descripción de la rutina y los días del confinamiento que se vivió en la época del coronavirus; o la descripción de las formas sociales habituales.
En Poemas del sentido encontramos otro de los grandes núcleos temáticos del libro: entender la vida y el mundo. Nada más y nada menos. Ya en el primer poema de esta parte encontramos pistas claras (no podía ser de otra manera) sobre el sentido que tenga, o no, esta vida humana nuestra: Haber vivido, y vivir ahora, a manos llenas,/ amar sin contemplaciones —a manos llenas—/ y dejar el mundo cuando toque/ con la gloria del que ha dado. La felicidad, la identidad, la infancia que nos marcó, el paso del tiempo, la relación con uno mismo, el amor, lo absurdo humano, la amistad, la muerte de uno mismo (es impactante el poema “Instrucciones para mi velatorio”, donde el poeta da eso, indicaciones a sus allegados para el día de su fallecimiento). Transcribimos completo uno de los poemas más breves, pero más impactantes, de esta sección:
ORDEN DEL DÍA
Prefiero
el desorden
de la noche.
La quinta parte del libro, Poemas de la vergüenza, atiende a los asuntos sociales, que tanto preocupan a Silles McLaney. Esta sección se inicia con el poema “No”, del que citamos la primera parte: No./ La respuesta al discurso aceptable es no./ No vale lo mayor, lo grande, la mayoría./ La respuesta es no./ Diez mil millones de moscas comen mierda./ No./ Ser complaciente con el poder,/ los valores del poder,/ los hábitos del poder,/ los actos del poder./ No./ Las moscas podrían estar equivocadas./ Ellos podrían estar equivocados. Se trata, pues, de la crítica al discurso dominante que la mayoría acepta (¿habrá que decirlo en primera persona, aceptamos?) de manera acrítica. Destacamos algunos “poemas de la vergüenza”, como “Ríndete, Armando” o “La vergüenza”, también sobre ese discurso dominante que el autor considera perverso y que merece una actitud rebelde. “Siguieron luchando” o “365”, magníficos alegatos feministas; alegato anticlerical es “¿Dónde está el alma?”. De determinadas cuestiones históricas se ocupan “La inversión”, “Recoger mi cuerpo” (al que aludimos al principio, hablando sobre la reflexión sobre la palabra y lo poético) o “Flores de Sarajevo” (los dos últimos sobre las matanzas perpetradas por los ultranacionalistas serbios sobre los bosnios. “Poema de España”, y “Mayo del 68, España” son una mirada crítica a la historia reciente del país natal del autor. El ecologismo, que ya había aparecido en “Aire verdadero”, tiene también su sitio en esta sección, con poemas tan notables como “El salmón”, “¿A alguien le importa?” o “Futuro”, entre otros.
En La sonrisa hallamos una serie de poemas presididos por el sentido del humor. Siempre hemos creído que el humor en la poesía es difícil y arriesgado. Arriesgado porque lo gracioso no es igual para todo el mundo, y es difícil medir; y arriesgado porque un poema gracioso tiende a ser considerado un poema menor. Aun así, Silles introduce esta sección, donde se ríe de alguno de sus defectos, como la indecisión, las equivocaciones al decir palabras o su optimismo, o de hábitos sociales, como las despedidas, las vacaciones en pareja, supuestamente románticas; es curiosa, y ya casi nos metemos en la siguiente sección del libro, la burla de un poeta tan querido por los amantes de la poesía en castellano, como Gustavo Adolfo Bécquer, pero según el autor, un tanto hiperbólico.
El último apartado, De la palabra y los poemas es un homenaje a la palabra, ya presente en el título del libro. La utilidad de la palabra, asunto controvertido, es el tema de “Palabra palabrita palabritaré”, y de “Las palabras”. Las palabras pueden cambiar el mundo, es la tesis que defiende, de manera poética y convincente, nuestro poeta. “Arqueología” es una alabanza de las palabras usadas como herramienta gratuita y próxima para el bien de todos. “En el fondo de las cosas” nos da la clave sobre el valor de la poesía: iluminar, como una pequeña linterna, esos lugares donde la ciencia o la filosofía no alcanzan. Hay en esta sección del libro dos poetas a los que se homenajea; Federico García Lorca, en “El poder de la palabra, el valor del poeta” y “La tierra del poeta”, narración poética y ficcionada sobre la noche de su asesinato, y José Agustín Goytisolo (podríamos esperarlo, sabiendo lo que sabemos y lo que cuenta en el prólogo Carme Riera), con “Alzo mi vaso”. Destaquemos el valiosísimo “Desollar el verbo”, sobre la actividad y la responsabilidad de los poetas al escribir, y el “Manifiesto de poesía periférica”, una defensa de la independencia de los poetas, y una crítica contra la existencia de élites e intereses en algo como es la poesía, tan supuestamente despegado del mundo de lo material y del poder.
Así pues, como hemos visto, “Palabra. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas”, de Armando Silles McLaney, es un libro riquísimo, poblado de poemas maravillosos, de temática variada, tan variada como es la vida, las vidas. Se trata de un poemario sobre la vida, en abstracto en cuanto generalización, y en lo concreto, en relación con algunas de las muchas posibilidades que de hecho ocurren, como un pequeño milagro cotidiano. “Palabra. Cartas a mi padre muerto...” es una obra lírica, personal, que habla de su autor. Pero cuando Armando habla de Armando y de la vida de Armando, habla también de mí y de ti y de ella o él, porque a todos nos sirve esta colección de poemas para entender nuestro amor y nuestro desamor, nuestras alegrías y nuestras zozobras, pequeñas o grandes; para entender, si lo necesitamos, la vida y el mundo. Y, desde luego, también es un libro que habla mucho de nosotros, de un nosotros social, de una clase de hombres y mujeres que quieren vivir y ser en un mundo habitable y exento de injusticias.
Algunos poemas de “Palabra. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas”, han sido musicalizados, con gran acierto, por distintos músicos y cantautores, como Moncho Otero y Rafa Mora, Javi Morán o Eloy Boán. El lector de esta reseña puede encontrar información sobre ello y sobre el autor, además de información sobre el modo de conseguir sus obras en armandosilles.blogspot.com
Saludamos con alegría los alegres poemas de Armando Silles McLaney, saludamos el valor de “Palabra. Cartas a mi padre muerto y otros alegres poemas”, un libro que es, por ahora, la cima de su creación poética. Es una cima muy alta: poesía admirable, justa, sabia, que por desgracia no alcanza el conocimiento del gran público, como sería deseable. Búsquese, léase, valórese la poesía de Armando Silles McLaney.
Más información en:
armandosilles.blogspot.com
Instagram: @poetaarmandosilles
Facebook: @ArmandoSillesMcLaney
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